Los expedientes de limpieza de sangre fueron un mecanismo de discriminación legal en la corona de España y el Reino de Portugal hacia la minoría judía, basado en la idea de que los fluidos del cuerpo, especialmente la sangre, transmitían del padre y la madre a los hijos un cierto número de cualidades morales.
Estos expedientes eran procesos administrativos en los que el candidato a ocupar cargos del Santo Oficio de la Inquisición, o para la matriculación en Universidades, Colegios mayores y menores, cuerpos militares, colegio naval, y cabildos catedralicios, acreditaba la limpieza de su linaje, excluyendo a judíos, musulmanes y penados por el Santo Oficio.
Los expedientes de limpieza de sangre fueron abolidos en 1835, en el marco de la Revolución liberal española que puso fin al Antiguo Régimen, aunque hasta 1859 se mantuvieron para los oficiales del ejército. Una ley de mayo de 1865 abolió las pruebas de limpieza de sangre para los matrimonios y para ciertos cargos civiles y militares.
A pesar de su abolición, estos expedientes siguen siendo de gran importancia para el estudio de su época, especialmente en el ámbito de la investigación genealógica.
Desde tiempos inmemoriales, España albergó una importante colonia judía. Sin embargo, a finales del siglo XVI, se produjeron los primeros "progroms antijudíos". En el reinado de los Reyes Católicos, por motivos estrictamente religiosos, se produjo la expulsión de los judíos no convertidos. Esta decisión política buscaba dotar a los reinos unificados de una unidad también en lo religioso.
La expulsión de los judíos no convertidos provocó que una oleada de ellos, ricos e influyentes, se convirtieran al cristianismo para evitar la expulsión, lo que agravó el problema converso. Estos formaban parte de la clase más elevada de los hebreos, la más culta y rica, y por lo tanto, la más peligrosa para la comunidad de los cristianos viejos.
El conjunto de los conversos influyó enormemente en la sociedad de su tiempo, especialmente en la cultura, pues constituyeron un grupo importantísimo de las clases medias, muy entremezclado con la pequeña nobleza urbana y con la incipiente burguesía.
En este contexto nació el llamado estatuto de limpieza de sangre. Este era una norma que exigía demostrar que quien aspiraba a un cargo o al ingreso en una determinada institución, no tenía ningún antepasado conocido, por lejano que fuera, judío o musulmán.
En las cortes de 1618, el procurador de Ávila pidió que se transformasen los estatutos de limpieza, poniendo un límite a las informaciones. En 1623 se establecieron unos capítulos de reformación, que como ley 35 del título VII, libro 12, formó parte de la Nueva Recopilación. En ellos se acordaba que no se admitieran denuncias anónimas y que para evitar la repetición indefinida de informaciones dentro de un mismo linaje bastase con tres actos positivos.
A pesar de estas reformas, los expedientes de limpieza de sangre perdieron su auténtico contenido en el siglo siguiente y se mantuvieron por razones de prestigio social, extinguiéndose con el régimen absoluto, aunque pervivieron en el ejército hasta 1865.
Son una fuente de información valiosa para los genealogistas, ya que proporcionan datos sobre la ascendencia y la historia familiar de las personas que los solicitaron. Estos expedientes eran relativos a la pureza de sangre cristiana en las familias que solicitaban la correspondiente prebenda, por lo que contienen información detallada sobre los antepasados de los solicitantes.
Además, a menudo incluyen testimonios de vecinos de la localidad de origen del solicitante, que eran entrevistados por un clérigo designado por el Cabildo para verificar la limpieza de sangre. Estos testimonios pueden proporcionar información adicional sobre la familia y los antepasados del solicitante, lo que facilita la construcción de un árbol genealógico más completo.
Proporcionan información detallada sobre la ascendencia y la historia familiar de las personas que los solicitaron.
Al acceder a estos expedientes, se pueden obtener los siguientes datos:
Nombres y apellidos de los antepasados: Los expedientes suelen incluir esa información, lo que facilita la construcción de un árbol genealógico.
Testimonios de vecinos: A menudo incluyen testimonios de vecinos de la localidad de origen del solicitante, que eran entrevistados para verificar la limpieza de sangre. Estos testimonios pueden proporcionar información adicional sobre la familia y sus antepasados.
Religión y origen étnico: Al estar relacionados con la pureza de sangre cristiana, también pueden proporcionar información sobre la religión y el origen étnico…
Ocupaciones y cargos: Los expedientes a menudo incluyen información sobre sus ocupaciones y los cargos desempeñados, lo que puede ayudar a comprender mejor su historia familiar y social.
Para acceder a ella y obtener información genealógica de ellos, se pueden seguir los siguientes pasos:
Investigación en archivos históricos: Los expedientes de limpieza de sangre se encuentran en archivos históricos, como los Archivos de Indias en Sevilla o en el Archivo General de Simancas en la provincia de Valladolid. Realizar una búsqueda en estos archivos puede proporcionar acceso a los expedientes relevantes para la investigación genealógica. En familyserach.org también puedes encontrar imágenes, solo hay que buscarlas entre sus colecciones.
Consulta de fuentes secundarias: Algunos investigadores han recopilado información sobre ellos y la han publicado en fuentes secundarias, como libros y artículos académicos. Consultar estas fuentes puede ser útil para obtener información genealógica sin tener que acceder directamente a los expedientes originales.
Colaboración con otros genealogistas: Compartir información y colaborar con otros genealogistas que hayan investigado ese tipo de registros puede ser beneficioso para obtener acceso a nuevos recursos y ampliar la información genealógica.
En resumen, los expedientes de limpieza de sangre son una herramienta útil para los genealogistas, ya que proporcionan información detallada sobre la ascendencia y la historia familiar de las personas que los solicitaron.
Es posible acceder a ellos a través de archivos históricos, fuentes secundarias y la colaboración con otros investigadores.
Aunque fueron utilizados como mecanismo de discriminación, hoy en día su estudio nos permite comprender mejor la historia y la sociedad de la época en la que se aplicaron.