La pregunta sobre de cuántos ancestros descendemos es tan intrigante que ha generado mucho debate y especulación. Algunas personas afirman que tenemos más de un millón de ascendientes hasta el siglo XVIII, pero ¿es eso realmente posible? Aquí, te daremos la respuesta y desmitificaremos algunos conceptos erróneos sobre nuestros antepasados.
Para comprender mejor el número de personas de las que descendemos, es necesario entender el concepto del “implexo genealógico". Este término se refiere a la repetición de ancestros en nuestro árbol genealógico a medida que retrocedemos en el tiempo.
Aunque inicialmente se pueda pensar que tenemos una gran cantidad de antepasados únicos, la realidad es que la repetición se vuelve inevitable a medida que exploramos generaciones anteriores.
A medida que se retrocede en el tiempo, el árbol genealógico se va comprimiendo, no extendiendo.
Una forma común de estimar el número de ancestros es utilizar el método de la duplicación. Según este, el número se duplica en cada generación. Por ejemplo, cada persona tiene dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos y así sucesivamente.
Utilizando esta fórmula, podemos calcular el número de ascendientes que nos precedieron. Por ejemplo, si retrocedemos 20 generaciones, lo que equivale a aproximadamente 500 años, tendríamos alrededor de 1.048.576 ancestros.
Aunque el método de duplicación puede ser útil para obtener una estimación aproximada, debemos tener en cuenta que no se puede asumir que el número de ancestros va aumentando exponencialmente. Si continuáramos doblando el número de antepasados en cada generación, llegaríamos a números estratosféricos que superarían la población total del mundo en ciertos momentos históricos.
Por ejemplo, si retrocedemos 40 generaciones, tendríamos más de dos billones de ancestros, lo cual es claramente imposible. Esto se debe a que existe una repetición de ascendientes a medida que retrocedemos en el tiempo y muchas líneas genealógicas se entrecruzan.
Es una realidad en todas las genealogías. A medida que retrocedemos en el tiempo, es probable que encontremos repeticiones de ancestros. Esto se debe a varios factores. Uno de ellos es la endogamia que se producía en los pequeños núcleos de población, donde los matrimonios entre parientes cercanos y la falta de movilidad geográfica era muy habitual.
Esto significa que algunos de nuestros antepasados son compartidos en múltiples líneas de nuestra ascendencia.
Se debe tener en cuenta que, aunque teóricamente podríamos rastrear todos nuestros ancestros en todas las líneas, en la práctica esto llega a ser imposible.
Hay muchas variables a considerar, como la disponibilidad de registros fiables y la falta de información correcta en algunas ramas familiares.
Es probable que la mayoría de las personas nunca lleguen a conocer a todos y cada uno de sus 1.024 novenos abuelos. Por lo tanto, utilizar el método de duplicación para estimar el número de antepasados hasta la novena generación es solo una aproximación.
En teoría, el número de ancestros que tenemos se duplica en cada generación, pero no es realista asumir que tenemos un número exponencialmente creciente de antepasados a lo largo de la historia. Debido al implexo genealógico, es probable que muchos de nuestros ascendientes se repitan en múltiples líneas de nuestro árbol genealógico.
El número de ancestros comienza en dos (nuestros progenitores) y se duplica en cada generación. Por lo tanto, es posible que descendamos de 64 tatarabuelos distintos. Sin embargo, a medida que retrocedemos en el tiempo, la repetición de antepasados se vuelve más frecuente y el número de ascendientes únicos disminuye.
En última instancia, la única forma de conocer el número exacto de cuantos descendemos, es investigando nuestra historia familiar. Aunque esto puede ser un desafío, explorar nuestras raíces familiares puede ser una experiencia fascinante que nos conecta con nuestro pasado y nos ayuda a comprender mejor quiénes somos.