Cuando empieces esta aventura necesitarás encontrar información sobre tus antepasados.
Esa información la encontrarás en los testimonios orales de tus familiares cercanos y en documentos importantes que conservan sin que tú lo supieras.
Algunos investigadores principiantes se saltan este importante paso de contactar con la familia, siendo un gran error porque se puede ahorrar tiempo y esfuerzo si recoges información básica de vuestros antepasados comunes
A medida que vayas trabajando en tu historia familiar, encontrarás datos que te llevarán a ponerte en contacto con tu familia para compartir con ellos tus hallazgos. Esta circunstancia se repetirá a menudo durante la expansión de tu árbol genealógico.
Si solicitas información a tu familia, ten preparado un sistema que te permita procesar y ordenar esa información de manera práctica. Intenta no saturarles con demasiadas preguntas, ya que muchas veces se mostrarán un tanto reacios a explicarte cosas de tus antepasados o quizá no recuerden con exactitud la información que necesitas. Debes tener paciencia y dosificar tus preguntas para que no se sientan agobiados.
Considera y decide si prefieres una visita presencial, una llamada telefónica, una conversación en Messenger o WhatsApp, un correo electrónico o una carta postal. Si decides también enviarles algo impreso, asegúrate de que la fuente tenga un tamaño adecuado, que sea fácil de leer/comprender dependiendo de su edad y que sus conocimientos sobre las nuevas tecnologías les permita responder de manera sencilla a tu “cuestionario”.
No les plantees preguntas demasiado abiertas que necesiten respuestas muy extensas, no puedes preguntarles de manera genérica “Estoy investigando nuestra historia familiar… ¿Puedes compartir conmigo todo lo que recuerdes?”.
Hazles preguntas concretas, como, por ejemplo, “Estoy trabajando en nuestra genealogía… ¿Tienes algún documento de los abuelos?”. Las preguntas específicas y directas con respuestas concisas son una excelente manera de iniciar un diálogo.
Después de conseguir la información solicitada, para corroborarla, puedes dirigirte a otros familiares con la intención de compararla con la versión que ellos te den. Muchas veces nuestros familiares más mayores solo necesitan recordarles algo que ya conocían, para ampliar la información que ya disponemos.
Para facilitar el seguimiento de la correspondencia mantenida con tus contactos familiares, conviene elaborar un registro para cada uno de ellos, utilizando, por ejemplo, una hoja de Excel en el que se pueden crear columnas para la fecha de contacto, nombre y parentesco con el contacto, información solicitada, respuestas obtenidas, etc.
Algunos genealogistas, cuando llevan muchos años de investigación, habiendo adquirido grandes conocimientos sobre la metodología necesaria para hacerla correctamente, se vuelven un tanto “huraños” guardando sus secretos. Prácticamente, todos los investigadores noveles suelen contactar con ellos para pedirles orientación sobre cómo desarrollar su particular investigación familiar, haciéndoles preguntas demasiado genéricas o esperando que saquen de su chistera la información que tanto anhelan.
Muchos de ellos son muy abiertos y algunos son comprensiblemente herméticos, pero la mayoría de estos también son muy agradables y receptivos cuando te ganas su confianza. Es entonces, cuando puedes acercarte a ellos con cuidado y hacerles una única pregunta muy simple cada vez que les contactes, hasta que se establezca una relación regular y haya un buen entendimiento.
Objetivos para cuando contactes tu familia:
Decides que tu familia sepa que estás iniciando tu viaje hacia la investigación genealógica. Esto es importante porque tal vez alguno de tus familiares estuvo esperando a alguien con quien compartir su laborioso trabajo genealógico. O tal vez, alguien conserva cualquier “tesoro” familiar y, como habiéndole mencionado tu intención en tu llamada telefónica, es posible que te permita contemplarlo o, aún mejor, cedértelo.
Muchos miembros de la familia son una fuente valiosa para conocer esta información. Su agenda telefónica suele estar actualizada, pudiendo encontrar en ella los números de teléfono y direcciones postales que te interesan. A veces disponen de una libreta en la que anotan a cada nuevo niño nacido, indicando su nombre completo, fecha de nacimiento y lugar, e incluso una foto.
Actualizar la información de los grupos familiares es mucho más fácil mientras estas viven. Este es un ejercicio bastante sencillo y tiene un gran valor genealógico. Hay muchas hojas de grupos familiares en blanco (plantillas) en muchas páginas web dedicadas a la genealogía que puedes usar para tu investigación. Envíalas a tus contactos familiares para que las rellenen con los datos de su grupo familiar. Esta es una acertada manera de comenzar una conversación sobre genealogía con ellos.
La mayoría de las familias tienen tesoros a su recaudo, la pregunta es… ¿Quién los conserva? Cuando preguntes, recuerda que puede haber sentimientos asociados a estos objetos. Solo existe un anillo de bodas, por lo tanto, hay que averiguar qué hija o nieta lo heredó, porque tal vez otros descendientes hubieran deseado heredarlo.
A medida que vas preguntando sobre los tesoros o reliquias familiares e identifiques a su actual propietario, redacta una lista de esos objetos. Contacta con esos propietarios y solicítales que te permitan observarlos e incluso tomarles una fotografía para incluirla en tu investigación. De cada objeto mostrado escribe una breve historia de cada uno de ellos.
Conforme se investiga a los miembros de la familia, a menudo hay que hacer preguntas sobre los hechos vitales, por ello necesitas un documento como puede ser un registro de nacimiento, matrimonio o defunción. Aunque no suele ser habitual, a veces puede aparecer la suerte, pudiendo encontrar algún familiar que también se dedique a investigar la misma ascendencia genealógica que tú y posea una colección de ese tipo de registros. Identifica el registro concreto que estás buscando y especifícalo claramente cuando contactes con él.
En el transcurso de tu estudio, encontrarás documentos que se contradicen entre sí. Si un pariente vivo de avanzada edad tiene conocimiento de la persona que estás investigando, puedes optar por comunicarte con él para pedirle ayuda y decidir cuál es la información más correcta. A menudo, ellos reconocen algo que les ayude a confirmar que ambas informaciones son verdaderas, todo depende de cómo interpreten lo que estén leyendo.
La colaboración es muy importante para avanzar con éxito en tu investigación. Otros miembros de tu familia pueden aportar recursos que no posees actualmente. A medida que trabajéis de manera conjunta, podréis hacer crecer vuestro árbol, enriqueciéndolo aún más que si lo hicierais en solitario.
A veces, esos planes son tan sencillos como: “¿Qué te parece trabajar en esa línea concreta? Yo trabajo en esta línea y luego compartimos lo que hayamos conseguido”.
Otras veces, un familiar mayor está dispuesto a financiar los esfuerzos de investigación de un familiar más joven que tiene la habilidad y disponibilidad para ello, pero no los fondos necesarios para poder viajar hasta la sede de los archivos donde se encuentra la documentación buscada.
Algunos miembros de la familia tienen muchas fotos, pero carecen de las habilidades informáticas para escanearlas y descargarlas en un ordenador, pero están dispuestos a permitir que lo hagas tú en su lugar. Por lo general, suelen comentarte quiénes son todas las personas en cada foto y dónde fueron tomadas. Sea cual sea su colaboración, hazla parte de tu plan genealógico.
Trabaja junto con tu familia para encontrar maneras de compartir lo que ya tienes y lo que vas reuniendo a medida que avanzas. Hay muchos sitios web que son sitios perfectos para compartir. Considera cuál puede funcionar mejor para ti y pruébalo. Algunos elementos necesitan ser compartidos de otras maneras. Usa la creatividad de tu increíble familia para encontrar maneras de compartir tus tesoros.