La genealogía genética ha ganado popularidad en los últimos años, ya que permite a los investigadores y aficionados a la genealogía avanzar en sus estudios de antepasados utilizando pruebas de ADN.
Estas pruebas, ofrecidas por empresas dedicadas a ello, analizan el ADN de las personas para determinar su origen étnico y geográfico.
Al comparar los resultados de esas pruebas de diferentes personas, los genealogistas pueden identificar posibles parientes lejanos y ascendientes comunes.
Varias empresas ofrecen pruebas de ADN para la investigación genealógica, como ADNTRO, 23andMe, MyHeritage DNA, TellmeGen, AncestryDNA...
Estas compañías proporcionan kits de recolección de muestras de saliva que los usuarios pueden adquirir en tiendas en línea o directamente a través de las páginas web de esas empresas.
Los resultados muestran información sobre la composición genética del usuario, así como detalles de su origen.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos tests no comparan directamente el ADN del usuario con personas que vivieron en el pasado, sino con sus contemporáneos.
Además, los resultados pueden verse limitados por la base de datos de la compañía, lo que significa que la información proporcionada puede no ser completamente exhaustiva.
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A pesar de sus beneficios, las pruebas de ADN también pueden revelar información inesperada o desagradable. Por ejemplo, es posible descubrir que un antepasado no era hijo biológico de quien se creía, lo que podría afectar la precisión de la investigación genealógica realizada hasta ese momento.
Además, pueden revelar ascendientes colaterales que hayan cometido actos inaceptables o atroces, lo que podría causar malestar en algunas personas.
Por lo tanto, es importante considerar las posibles consecuencias emocionales antes de realizar una prueba de ADN para la investigación genealógica.
Durante nuestra investigación podemos encontrarnos con una sorprendente discrepancia entre la información genética de nuestro ADN y el árbol genealógico que hemos desarrollado. Este hecho puede resultar desconcertante, generando frustración y hacernos preguntas sobre nuestra identidad y ascendencia genética.
Son varias las posibles causas de estas discrepancias y para evitarlas es necesario seguir estrategias empleando herramientas para resolverlas.
A través de casos de estudio reales, se puede aprender cómo otros investigadores han abordado estas diferencias y reflexionar sobre la importancia del estudio genealógico en la búsqueda de la verdad y la conexión con nuestros ancestros.
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Aunque las pruebas de ADN pueden revelar nuestra composición genética y ascendencia, no siempre coinciden con la información que tenemos en nuestro estudio genealógico.
La genealogía se basa en documentación histórica y relatos personales, mientras que el análisis de ADN profundiza en nuestros marcadores genéticos heredados de nuestros antepasados. A veces, estas dos fuentes de información pueden presentar resultados contradictorios.
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No es raro encontrarse con situaciones en las que las pruebas de ADN no coinciden con lo que creíamos que era cierto sobre nuestra historia familiar. Estos casos pueden variar desde discrepancias menores hasta revelaciones sorprendentes, que desconciertan nuestras nociones preconcebidas sobre nuestros antecedentes genealógicos.
Los registros genealógicos pueden contener errores, omisiones e interpretaciones erróneas. Cuanto más nos remontamos en el tiempo, más probabilidades hay de encontrar imprecisiones en los documentos oficiales o en los relatos familiares. Estas diferencias pueden dar lugar a lagunas e incoherencias en nuestro árbol genealógico.
Las personas adoptadas pueden descubrir que sus parientes biológicos difieren de los que figuran en su ascendencia documentada. Del mismo modo, los secretos familiares, como las adopciones ocultas o los padres biológicos desconocidos, pueden afectar en gran medida a la exactitud de nuestros conocimientos genealógicos.
Los acontecimientos imprevistos, como la infidelidad en el seno de una familia o los cambios de identidad intencionados, pueden provocar discrepancias genéticas en nuestro relato genealógico. Estas revelaciones pueden resultar impactantes y alterar la continuidad percibida de nuestra línea ancestral, poniendo de relieve la compleja trama de relaciones humanas a lo largo de la historia.
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Descubrir divergencias entre nuestro ADN y nuestra genealogía puede suscitar una mezcla de emociones, que van desde la confusión a la sorpresa. Puede obligarnos a reevaluar nuestra comprensión de la historia familiar y a cuestionar creencias arraigadas sobre nuestra heredad.
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Encontrar desigualdades genéticas puede afectar significativamente a nuestro sentido de identidad y pertenencia. Puede plantear interrogantes sobre nuestra verdadera procedencia y sobre cómo encaja nuestro relato familiar en el entramado más amplio de la historia de la humanidad. Reconciliar estas revelaciones con nuestra identidad personal puede ser un viaje transformador e introspectivo.
Existen estrategias y herramientas que puedes utilizar para resolver estas discrepancias y obtener respuestas claras:
Es importante investigar a fondo cada rama de tu ascendencia, recopilando documentos, registros civiles, parroquiales y cualquier otra evidencia que puedas encontrar. Además, es esencial asegurarte de que tus fuentes sean fiables y verificables.
Las pruebas de ADN son una herramienta poderosa que puede brindarte información invaluable sobre tus antepasados. Una vez realizada, compara tus resultados con las bases de datos genealógicas existentes para encontrar posibles coincidencias con otros individuos que compartan tu ADN. Esto puede ayudarte a descubrir conexiones familiares que no estaban documentadas en tu investigación particular.
A veces, los casos reales pueden ayudarnos a comprender mejor cómo resolver las discordancias entre el ADN y el árbol genealógico.
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Caso 1
Descubriendo un ancestro desconocido
Imagínate que, al realizar una prueba de ADN, descubres que tienes un porcentaje inesperado de ascendencia de una región específica. Esto contradice la información que tienes en tu árbol genealógico. En este caso, podrías investigar más a fondo esa rama y buscar documentos que puedan respaldar esta nueva información sobre tu ancestro desconocido.
Caso 2
Confirmación de una adopción no revelada
En otro escenario, es posible que hayas crecido creyendo que tienes una relación biológica con un miembro de tu familia, pero los resultados de tu prueba de ADN no respaldan esa teoría. Esta situación podría indicar que hay una adopción no revelada en tu ascendencia. En este caso, podrías utilizar los resultados de ADN para buscar posibles conexiones con otros individuos y tratar de encontrar información que apoye esta hipótesis.
En resumen, las pruebas de ADN han demostrado ser una herramienta valiosa en la investigación genealógica, permitiendo a los genealogistas descubrir sus orígenes étnicos y geográficos e incluso encontrar parientes lejanos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta las posibles consecuencias emocionales y las limitaciones de las pruebas de ADN antes de utilizarlas en tu estudio.
Cuando te encuentres en una situación en la que el ADN y el árbol genealógico no coincidan, es fundamental mantener la mente abierta y recordar que la genealogía es una ciencia en constante evolución.
En conclusión, la investigación genealógica puede ser un viaje fascinante y revelador, pero también puede presentar sorpresas inesperadas cuando nuestro ADN y los documentos oficiales no coinciden. Es importante recordar que estas discrepancias no invalidan nuestra historia familiar; más bien nos invitan a examinar y comprender la complejidad de nuestras raíces.
Utilizando estrategias de investigación sólidas, pruebas de ADN y herramientas genealógicas avanzadas, podemos resolver estas contradicciones y obtener una imagen más completa y concisa de nuestra historia familiar.