Los registros civiles son una fuente de información muy valiosa para los genealogistas. En ellos se registran los nacimientos, matrimonios y defunciones de una determinada localidad, lo que permite rastrear la historia familiar y obtener información sobre nuestros antepasados.
Para utilizarlos es importante saber cómo acceder a ellos y cómo leer la información que contienen.
Suelen estar organizados cronológicamente, y se disponen libros específicos para las actas de nacimientos, las de matrimonio y las de defunción.
Una vez que se han localizado los registros civiles correspondientes a la localidad y período de tiempo deseado, se debe proceder a la lectura de los mismos.
En las actas de nacimiento, por ejemplo, se registran los nombres de los padres, la fecha y lugar de nacimiento, así como el nombre del recién nacido.
En las actas de matrimonio, se registran los nombres de los contrayentes, la fecha y lugar de la boda, y los nombres de los padres.
En las actas de defunción, se registran los datos de la persona fallecida, la fecha y lugar de defunción y, en algunos casos, la causa de la muerte.
Es importante tener en cuenta que los registros civiles no siempre son precisos ni completos. Puede haber errores en la información proporcionada o pueden faltar datos importantes. Además, es posible que algunos hayan sido destruidos o perdidos con el tiempo.
Para maximizar el uso de estas actas, es recomendable buscar otras fuentes de información, como los registros parroquiales o entrevistar a familiares mayores. De esta manera, se puede corroborar la información obtenida en los registros civiles y obtener una imagen más completa y precisa de la historia familiar.
En resumen, los registros civiles son una fuente de información valiosa para los genealogistas, pero es importante saber cómo acceder a ellos y cómo leer la información que contienen. Además, es recomendable utilizar otras fuentes de información para corroborar y ampliar los datos obtenidos en los registros civiles.