Uno de los recursos más útiles para cualquier genealogista a la hora de buscar pistas sobre sus antepasados son los censos y padrones, los cuales contienen una gran cantidad de información valiosa que puede ayudarles a rastrear sus antecedentes familiares con mayor precisión.
En términos generales, los censos son recopilaciones periódicas de datos demográficos que se realizan. El principal objetivo era registrar la población a nivel local para llevar un control de sus habitantes y sus propiedades. Estos registros podían ser anuales o periódicos, dependiendo del país y la época y la región en la que se efectuaban.
Los censos se efectuaron en España a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Estos incluían datos personales como nombres, apellidos, edad, estado civil y profesión; además se pueden encontrar otros datos como el lugar de nacimiento, lugar de residencia anterior, etc.
Índice de Padrones de 1905, Barcelona
Los padrones de vecinos, o “censo de vecinos”, son un recurso valioso para los genealogistas. Fueron creados para registrar los nombres y direcciones de todos los habitantes de un área determinada. Estos documentos pueden ayudarte a saber dónde vivían tus antepasados, cuáles eran sus ocupaciones, quiénes eran sus hijos e incluso cuántos sirvientes tenían.
Para los genealogistas, el padrón más recurrido es el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752. Fue un censo parcial que abarcaba únicamente los territorios del Reino de Castilla. A diferencia de los censos decenales posteriores, este catastro tenía como objetivo conocer la riqueza y los recursos del país, por lo que su información no se enfocaba en los habitantes de cada hogar.
No obstante, es una importante fuente de información para la investigación genealógica, ya que en él se registraban las propiedades y bienes de los habitantes de cada localidad. Por lo tanto, se pueden obtener datos sobre la propiedad de tierras, casas, ganado, cultivos y otros bienes, lo que puede ser de gran ayuda para reconstruir la historia de una familia y conocer su posición social y económica en la época.
Además, en algunos casos incluye también información sobre los nombres de los habitantes de cada hogar y sus relaciones familiares, lo que puede ser de gran utilidad para la investigación genealógica.
Como inconveniente se debe tener conciencia de que esa información personal que se encuentra en el apartado “Vecindario” no se llevó a cabo en todos los pueblos, ya que el objetivo principal del catastro no era el registro de la población.
El Catastro del Marqués de la Ensenada se puede consultar en diversos archivos históricos y bibliotecas de España. Algunas de las instituciones donde se puede acceder a este documento son:
El Archivo General de Simancas: Este archivo se encuentra en la provincia de Valladolid y es uno de los más importantes de España. En él se conserva una copia del Catastro del Marqués de la Ensenada.
El Archivo Histórico Nacional: Este archivo, ubicado en Madrid, cuenta con una copia del Catastro del Marqués de la Ensenada, así como otros documentos relevantes para la historia de España.
La Biblioteca Nacional de España: Esta biblioteca, también ubicada en Madrid, dispone de una versión digitalizada del Catastro del Marqués de la Ensenada, lo que permite su consulta en línea.
Los Archivos provinciales y municipales: En algunas provincias y municipios de España, se pueden encontrar copias del Catastro del Marqués de la Ensenada en los archivos históricos o en las bibliotecas locales.
Por desgracia para los genealogistas, los padrones anteriores a este del año 1752 no ofrecen información personal de los ciudadanos. Son solo datos estadísticos generales detallados por sexo, estatus social y población.
Una cédula personal es un documento que contiene la información de una persona, incluyendo su nombre y fecha de nacimiento. También puede incluir otros detalles como su lugar de nacimiento, estado civil, ocupación y dirección. Los datos fueron recopilados por funcionarios del gobierno local visitando los hogares de su jurisdicción cada pocos años para ir recopilándolos.
El uso de estos documentos comenzó en 1835, cuando el rey Fernando VII ordenó que todos los ciudadanos debían registrarse en el ayuntamiento dentro de los 30 días posteriores a la mayoría de edad (21 años). Este requisito se amplió para incluir a los menores de 21 años en 1837; sin embargo, esta ley no siempre se cumplió, por lo que es posible que algunas personas no se registraran.
Para que puedas saber si tu ascendiente se empadronó en el ayuntamiento, necesitarás conocer su número personal de cédula que podrás encontrar en cualquiera de los protocolos notariales que pudiera haber registrado.
Para consultar estos padrones de cédulas personales deberás dirigirte a los archivos históricos municipales o tal vez a algún Archivo histórico provincial. Pero antes, puedes intentar buscarlos en formato digital en Internet.
Desde tiempos inmemoriales, los censos han sido una herramienta crucial para conocer la composición demográfica y económica de las sociedades. En España, los primeros censos datan de la época romana y desde entonces han evolucionado en términos de metodología, alcance y frecuencia.
El primer censo oficial fue realizado en 1753 por el rey Felipe V; desde entonces se han realizado varios tipos diferentes de censos a lo largo de la historia de España.
El primer censo moderno a nivel nacional fue el de 1857, que se llevó a cabo durante el reinado de Isabel II y que incluía preguntas sobre la edad, el sexo, el estado civil, la profesión y el lugar de nacimiento de los habitantes del país. A partir de ese momento, se realizaron censos decenales hasta 1930, con la excepción del de 1920, que fue pospuesto por la situación política y social del momento.
El propósito de estos censos era determinar el impuesto que debería pagar cada persona en función de su nivel de ingresos o propiedades que poseía; esto les permitió recaudar más dinero de las personas más ricas, no gravando así a todos los ciudadanos por igual. También conseguían averiguar si entre sus vecinos había forasteros viviendo dentro de sus delimitaciones para poder cobrarles impuestos si fuera necesario.
Los censos fueron efectuados por los jueces de paz. Estos hombres habían sido designados por consejos locales actuando como gobiernos en el ámbito de ciudad en toda España hasta 1833, cuando fueron reemplazados por las Diputaciones Provinciales.
En cuanto a su utilidad para la investigación genealógica, los censos decenales entre 1860 y 1900 son de gran valor, ya que contienen información detallada sobre los habitantes de cada hogar, incluyendo su nombre, edad, estado civil, profesión y lugar de nacimiento.
Hubo también otros censos, como los de amillaramiento. Estos eran una herramienta utilizada en la Corona de Castilla durante los siglos XVI y XVII para conocer la capacidad económica de los habitantes, a partir del registro de sus propiedades y bienes, así como la cantidad de grano que poseían. Aunque no incluían información detallada sobre las personas, su valoración económica puede ser interesante para la investigación genealógica.
Estos censos de amillaramiento, si se conservan, pueden estar depositados en los archivos provinciales o municipales.
La información de tus antepasados y sus familias que puedes extraer de ellos puede ser relevante. Sin embargo, debes tener presente que esos documentos no siempre son exactos o completos.
Debes tomar con cautela la información mostrada en los censos y los padrones, ya que pueden presentar una falta de precisión en la edad o la inexactitud en la ortografía de los nombres y los apellidos, por lo que es recomendable contrastarla con otras fuentes como los registros parroquiales o documentación oficial de los archivos civiles.
También debes tener en cuenta que son documentos muy antiguos, muchos de ellos se han ido deteriorando con el paso del tiempo y otros desaparecieron.
En resumen, los Padrones de Vecinos y de Cédulas Personales como fuentes para la investigación genealógica en España son un buen recurso para encontrar pistas sobre tus antepasados y sus familias. Puedes descubrir dónde residían, cuándo nacieron y murieron de manera muy aproximada, quiénes fueron sus padres, con quienes compartían el domicilio (como hermanos o abuelos), si tuvieron más de un cónyuge durante su vida, si tenían criados o sirvientes y otros detalles interesantes.
El siguiente paso es determinar qué registros podrían ser útiles para tu proyecto de investigación familiar antes de visitar cualquier archivo para que no pierdas el tiempo mirando documentos que no te ayudarán a responder las preguntas sobre de dónde vinieron tus ascendientes o qué pasó con ellos después de salir de su pueblo.